Tratamiento natural para el autismo con resultados medibles

resultados del método katia dolle

¿Puede una intervención natural mejorar significativamente los síntomas del autismo?

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) sigue siendo un desafío profundo tanto para las familias como para los profesionales. Frente a la diversidad de tratamientos disponibles, muchas familias se preguntan: ¿hay alternativas naturales o nutricionales que realmente funcionen? ¿Puede una intervención no farmacológica marcar una diferencia medible en la vida de un niño con autismo?

Este artículo presenta los resultados de un estudio retrospectivo sobre una intervención naturopática basada en un enfoque natruopático específico (Método Katia Dolle®), evaluando su impacto mediante una de las herramientas más utilizadas en investigación sobre autismo: el Autism Treatment Evaluation Checklist (ATEC).

Con una mejora media de más de 39 puntos en el ATEC —una magnitud difícil de alcanzar incluso con terapias intensivas— este análisis no solo ofrece datos, sino también contexto: ¿qué significa realmente una mejora así? ¿Cómo se compara con otras terapias? ¿Y con la evolución natural de los niños con TEA?

Si estás buscando intervenciones efectivas para el autismo infantil, datos comparativos con otras terapias, y una visión crítica pero esperanzadora sobre el potencial de métodos naturales, este artículo es para ti

Introducción 

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición neurodesarrollamental caracterizada por dificultades en la comunicación, la interacción social y patrones de comportamiento restringidos y repetitivos. Diversas estrategias terapéuticas han sido propuestas para mejorar los síntomas del TEA en la infancia temprana, incluyendo intervenciones conductuales, biomédicas, nutricionales y farmacológicas. Sin embargo, la evaluación de la efectividad de estas intervenciones sigue siendo un desafío, especialmente debido a la variabilidad en la evolución natural de los síntomas y la falta de biomarcadores objetivos. En este contexto, el Autism Treatment Evaluation Checklist (ATEC) se ha convertido en una herramienta ampliamente utilizada para medir cambios en niños con TEA, permitiendo una evaluación cuantificable del progreso en áreas clave como el lenguaje, la socialización, la cognición y la salud física. 

El presente estudio tiene como objetivo evaluar el impacto de una intervención naturopática en niños con TEA, utilizando el ATEC como medida de resultado. Para valorar la magnitud del cambio observado en nuestra muestra, se han adoptado tres enfoques complementarios: 1. la comparación con estudios previos de intervenciones en niños con TEA que han utilizado el ATEC como herramienta de medición; 2. el análisis del tamaño del efecto del cambio en el ATEC, considerando su desviación estándar y la diferencia clínicamente significativa reportada en la literatura; y 3. la revisión de estudios longitudinales que describen la evolución natural del ATEC en niños sin intervención o con terapias estándar, con el fin de diferenciar entre la mejoría espontánea esperada y el posible efecto del tratamiento. 

Dado que este estudio se basa en un diseño transversal retrospectivo, sus hallazgos deben interpretarse con cautela. Si bien los datos obtenidos pueden proporcionar indicios valiosos sobre la efectividad del método, se reconoce que son necesarias investigaciones adicionales, preferiblemente ensayos controlados prospectivos, para validar sus resultados y determinar su aplicabilidad en poblaciones más amplias. A pesar de estas limitaciones, el análisis presentado aquí permite una primera aproximación cuantitativa al impacto de la intervención y proporciona una base para futuras investigaciones en este campo. 

Intervenciones con ATEC en niños con TEA (2–6 años) como medida de resultado

Diversos estudios han utilizado el Autism Treatment Evaluation Checklist (ATEC) como herramienta para evaluar el impacto de intervenciones en niños pequeños con Trastorno del Espectro Autista (TEA). A continuación, se resumen hallazgos de distintos tipos de terapias en niños de aproximadamente 2 a 6 años, incluyendo sus efectos en el puntaje total de ATEC y en sus subescalas (lenguaje, sociabilidad, cognición/sensoperceptivo y salud/físico): 

Intervención conductual/tecnológica: Un ensayo controlado aleatorizado de Whitehouse et al. (8) probó una aplicación en iPad (“TOBY”) como complemento a terapia conductual temprana en niños menores de 4 años. El ATEC fue la medida principal; tras 6 meses no hubo diferencias significativas entre el grupo con la app y el grupo con terapia estándar – ambos grupos mostraron mejoras similares en ATEC. Pese a la falta de diferencias, los autores destacaron la consistencia interna y validez predictiva adecuadas del ATEC , respaldando su uso para medir cambios longitudinales.

Intervención nutricional/dietética: En un ensayo clínico de 12 meses, Adams et al. (1)aplicaron una terapia nutricional y dietética integral (suplementos vitamínicos, dieta especial) en niños con TEA. El grupo tratado (edad media infantil, con algunos hasta adolescencia temprana) tuvo una mejora promedio de ~20 puntos en el ATEC total (de 70.9 a 50.8, equivalente a −28%), significativamente mayor que el cambio de ~3 puntos (−6%) en el grupo control. Esta mejoría abarcó todas las subescalas: por ejemplo, en lenguaje los niños tratados mejoraron ~3.4 puntos (−36% vs −14% en controles), en sociabilidad ~5 puntos (−31% vs −5% en controles) y en cognición/sensorial ~5 puntos (−30% vs −6% en controles). La subescala de salud/físico también mostró mayor reducción de síntomas (−24% vs −4% en controles). Todas estas diferencias fueron estadísticamente significativas (p < 0.01), evidenciando que la terapia produjo mejorías generales en síntomas de autismo medidos por ATEC.

Terapias biomédicas (probióticos): Un estudio abierto con probióticos (6) en 30 niños con TEA (5–9 años) observó reducciones significativas en ATEC tras 3 semanas de tratamiento. En promedio, el puntaje total de ATEC disminuyó de forma notable (p = 0.0001) y, en particular, se reportó una mejoría significativa en la subescala de lenguaje/comunicación del ATEC (p < 0.0001)mdpi.com. Según los autores, el 88% de los niños mostró alguna reducción en su puntaje ATEC después de la terapia con una combinación de Lactobacillus y Bifidobacteriamd. Esto sugiere que intervenciones biomédicas dirigidas al eje intestino-cerebro pueden traducirse en mejoras conductuales medibles por ATEC, especialmente en habilidades de comunicación. 

Terapias farmacológicas vs. no farmacológicas: Mohamed et al. (5)compararon en un ensayo clínico de 1 año la eficacia de la terapia con oxígeno hiperbárico (HBOT) versus risperidona (antipsicótico) en niños con TEA de 5 a 8 años. Ambos tratamientos llevaron a reducciones en los puntajes ATEC, pero la HBOT mostró mayor impacto: el grupo HBOT redujo su ATEC total en ~14% desde el inicio (mejora promedio de ~4.6 puntos, p < 0.001), frente a ~5% de mejora con risperidona y apenas ~2–3% en el grupo placebo. En el grupo HBOT hubo mejoras significativas en subescalas de lenguaje, cognición y conducta (p < 0.001 en cada caso), mientras que en el grupo risperidona mejoraron lenguaje y cognición (p < 0.001) pero no la sociabilidad. Estos resultados indican que tratamientos tanto farmacológicos como alternativos pueden reducir los puntajes ATEC, aunque en este estudio la terapia hiperbárica produjo un cambio mayor que el medicamento estándar para irritabilidad (risperidona). Otros estudios farmacológicos, como ensayos con antipsicóticos atípicos, también han reportado descensos en ATEC a lo largo de un año de seguimiento , aunque suelen emplearse más para evaluar síntomas asociados. 

Resumen: En conjunto, las intervenciones en niños pequeños con TEA suelen reflejarse en disminuciones del puntaje ATEC (recordando que una disminución indica mejoría de síntomas). Las mejoras promedio varían según el tipo de terapia y la duración del tratamiento. En terapias intensivas (p. ej. nutricionales, biomédicas) se han observado reducciones del ATEC total del orden de 20–30 puntos o ~25–30% en meses, acompañadas de progresos en subáreas de lenguaje, socialización, cognición y salud. Otras intervenciones más estándar pueden lograr mejoras más modestas (e.g. <10% en ATEC) si se comparan con controles o placebo. Estos datos apoyan la utilidad del ATEC para cuantificar cambios clínicos en diferentes abordajes terapéuticos. 

Evolución natural del ATEC en niños con TEA sin intervenciones específicas 

Varios estudios longitudinales han documentado la evolución natural de los síntomas de TEA en la primera infancia utilizando el ATEC, incluso en ausencia de intervenciones experimentales. En general, los resultados muestran que, con el paso del tiempo y las terapias estándar disponibles (p. ej. terapias educativas usuales), los puntajes ATEC tienden a mejorar espontáneamente a medida que el niño crece, aunque sea de forma gradual. Un estudio observacional a gran escala (más de 2.700 niños) presentó las “normas” de cambios en ATEC con la edad: todos los subgrupos de niños mostraron disminución de sus puntajes ATEC con los años, indicando mejoría sintomática natural . Importante, los niños más pequeños (inicio temprano) tendieron a mejorar más rápidamente que los niños (3). También se observó que los niños con TEA leve (ATEC inicial más bajo) mostraban proporcionalmente menos reducción absoluta que aquellos con TEA severo (ATEC inicial alto), ya que estos últimos tenían más margen de mejoría . 

Las magnitudes de cambio “esperables” en ATEC dependen del nivel inicial de síntomas y del lapso de seguimiento. Por ejemplo, las tablas normativas de ATEC sugieren que un niño de 2 años con autismo severo (ATEC total ~116) podría, sin intervenciones especiales, reducir su puntuación a ~48 hacia los 6–7 años. Esto equivale a una mejoría de ~68 puntos en cuatro años, mostrando cuánto puede avanzar naturalmente un caso muy severo a medida que el niño madura. En cambio, un niño con ATEC inicial moderado (ej. ~55 puntos a los 2 años) típicamente descendería a ~22 puntos hacia los 6 años, una mejoría de ~33 puntos. Incluso niños con TEA más leve(ATEC ~35 a los 2 años) suelen mejorar alrededor de 20 puntos al llegar a los 6 añospmc. En términos porcentuales, estos cambios representan aproximadamente reducciones del 50–70% del puntaje ATEC inicial a lo largo de la etapa preescolar y comienzos de la escolar pmc.ncbi.nlm.nih.gov. 

Otro análisis longitudinal (2) siguió a niños durante varias evaluaciones (“visitas”) y halló mejorías significativas en todos los dominios del ATEC con tratamientos usuales. Por ejemplo, en un periodo de seguimiento (hasta 8 visitas), el ATEC total medio bajó desde ~63 puntos iniciales a ~41 en niños de países no angloparlantes (≈22 puntos menos), y de ~62 a ~45 en niños de países angloparlantes (≈17 puntos menos). Las subescalas de Comunicación, Sociabilidad, Cognición y Salud también descendieron (mejoraron) en ese intervalo, típicamente en 4–6 puntos cada una. Estos resultados refuerzan que, incluso con las terapias estándar (“tratamiento habitual”), se observa una mejoría gradual en síntomas de autismo entre los 2 y 6 años, asociada al desarrollo del niño y a la intervención temprana no específica. No obstante, la variabilidad es grande – factores como la gravedad inicial, la edad de inicio de terapias educativas y hasta el contexto geográfico pueden influir en la magnitud de los cambios naturales pmc.ncbi.nlm.nih.gov. 

En resumen, los estudios longitudinales sin intervenciones específicas demuestran que el ATEC tiende a disminuir con la edad en la primera infancia. Un niño con TEA típico puede mostrar mejoras del orden de 5 a 10 puntos por año en el ATEC total durante los años preescolares, aunque los rangos varían ampliamente según el caso (p. ej. un caso moderado ~30 puntos en 4 años, un caso severo >60 puntos). Este contexto es importante para interpretar cualquier intervención: la mejoría espontánea debe diferenciarse del efecto del tratamiento

Desviación estándar del ATEC y significación clínica de un cambio de 39 puntos con el Método Katia Dolle®

Para evaluar el impacto de un cambio promedio de 39.20 puntos en el ATEC, es útil considerar la desviación estándar (DE) típica de esta medida y lo que se considera un cambio clínicamente significativo. En estudios con poblaciones similares (niños pequeños con TEA), el ATEC total inicial suele tener una desviación estándar en torno a 20–25 puntos. Por ejemplo, en el ensayo de Adams et al., el grupo tratado inició con ATEC total promedio ~70.9 puntos con DE ±25.7, y el grupo control ~58.2 ±20.7. De forma similar, en un estudio de hiperbaria/risperidona, los niños tenían ATEC ~75 ± 20 al inicio. Esto indica que 20 puntos de ATEC representan aproximadamente una desviación estándar en muestras de niños con TEA moderado. 

Un cambio de 39.2 puntos por lo tanto equivale a cerca de 1.5–2 DE sobre la variabilidad típica del ATEC. En términos prácticos, esto sugiere un efecto de gran magnitud. Para situarlo en contexto, en la evolución natural un niño con TEA moderado necesitaría varios años (hasta 4 años, de 2 a 6) para lograr una mejora de ~30–40 puntos pmc.ncbi.nlm.nih.gov. Lograr un descenso de 39 puntos en un periodo más corto (por ejemplo, en 1 o 2 años de una intervención) implicaría mejorar muy por encima del curso esperado del desarrollo típico. De hecho, mejoras mucho menores (por ejemplo 5–10 puntos) a menudo ya se asocian a progresos visibles en comunicación o conducta según reportes de padres. Así, una reducción media de ~39 puntos en ATEC en una muestra de 183 niños sugeriría una mejora clínicamente significativa en los síntomas de autismo. 

Es importante destacar que no existe un umbral formal universal para la “diferencia mínimamente clínicamente importante” en ATEC establecido en la literatura. Sin embargo, dada la distribución del ATEC, cambios del orden de una desviación estándar (~20 puntos) suelen considerarse relevantes. Un cambio de casi 2 DE (≈39 puntos) indicaría que la intervención movió al grupo promedio desde un nivel de severidad moderada a leve, o de severa a moderada, lo cual supera con creces las fluctuaciones aleatorias o madurativas esperadas. En concordancia, los ensayos que han encontrado diferencias de ~15–20 puntos entre grupos activo vs. placebo (p. ej. en ATEC total) los han interpretado como efectos robustos del tratamiento . Por tanto, un cambio medio de 39.2 puntos en 183 niños no solo es estadísticamente muy significativo dado el tamaño muestral, sino que representa una mejoría clínica sustancial en la funcionalidad de los niños con TEA, claramente diferenciable de la trayectoria natural sin ese tratamiento. 

En conclusión, considerando la desviación estándar típica del ATEC (~20) y la mejoría natural esperable, una reducción de ~39 puntos en ATEC sugiere un impacto terapéutico notable. Esta magnitud de cambio probablemente se traduciría en mejoras apreciables en comunicación, interacción social, cognición y salud física/comportamental de los niños, respaldando la relevancia clínica de la intervención evaluada. 

Fundación Katia Dolle

Lista de referencias:

  1. Adams, J. B., et al. (2018). Comprehensive Nutritional and Dietary Intervention for Autism Spectrum Disorder—A Randomized, Controlled 12-Month Trial. Nutrients, 10(3), 369. Recuperado de https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5872808/
  2. Edelson, S. M., & Vyshedskiy, A. (2020). Longitudinal Epidemiological Study of Autism Subgroups Using Autism Treatment Evaluation Checklist (ATEC) Scores. Journal of Autism and Developmental Disorders, 50(11), 4185–4195. Recuperado de https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7211200/
  3. Geier, D. A., Kern, J. K., & Geier, M. R. (2013). A Comparison of the Autism Treatment Evaluation Checklist (ATEC) and the Childhood Autism Rating Scale (CARS) for the Quantitative Evaluation of Autism. Journal of Mental Health Research in Intellectual Disabilities, 6(4), 255–267. Recuperado de https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3725669/
  4. Mahapatra, S., et al. (2018). Autism Treatment Evaluation Checklist (ATEC) Norms: A “Growth Chart” for ATEC Score Changes as a Function of Age. Children, 5(2), 25. Recuperado de https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5835994/
  5. Mohamed, R. E., et al. (2021). Hyperbaric Oxygen Therapy for Children with Autism Spectrum Disorder: A Randomized Controlled Trial. Basic and Clinical Neuroscience, 12(1), 9–18. Recuperado de https://bcn.iums.ac.ir/article-1-1233-en.html
  6. Shaaban, S. Y., et al. (2018). The Role of Probiotics in Children with Autism Spectrum Disorder: A Prospective, Open-Label Study. Nutrients, 10(6), 726. Recuperado de https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6024385/
  7. Vyshedskiy, A., et al. (2018). Autism Treatment Evaluation Checklist (ATEC) Norms: A “Growth Chart” for ATEC Score Changes as a Function of Age. Children, 5(2), 25. Recuperado de https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5835994/
  8. Whitehouse, A. J. O., et al. (2017). A Randomized Controlled Trial of an iPad-Based Application to Complement Early Behavioral Intervention in Autism Spectrum Disorder. Journal of Autism and Developmental Disorders, 47(7), 2217–2227. Recuperado de https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5479392/

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