Desde hace muchos años se ha evidenciado el incremento de intervenciones terapéuticas para tratar niños con autismo. Dentro de estos, un método que se ha investigado lo suficiente en los últimos años ha sido el uso de la cámara hiperbárica.
Esta terapia ha sido aplicada desde hace décadas en el tratamiento de personas con lesiones cerebrales, parálisis cerebral, injertos de piel, psoriasis, infecciones bacterianas localizadas en piel y tejidos blandos, etc. Su aplicación en el tratamiento de niños con autismo se ha estudiado profundamente, encontrándose resultados alentadores.
En el 2009, Rossignol et al realizaron un estudio aleatorizado, doble-ciego y controlado en 62 niños con autismo que iban de 2 a 7 años de edad. Estos fueron asignados a 40 horas de tratamiento en una cámara hiperbárica (grupo estudiado de 33 niños) o en una habitación presurizada (grupo control de 29 niños).
Al final del estudio, el grupo tratado con cámara hiperbárica presentó una significativa mejoría en el desempeño general, lenguaje, interacciones sociales, contacto visual y estado cognitivo en comparación con el grupo control. Ya en el 2007, Rossignol et al habían encontrado resultados similares.
Por el otro lado, diversos autores (Jepson et al, 2011; Sampanthavivat et al, 2012; Sakulchit et al, 2017) han investigado el papel de esta terapia en niños autistas, evidenciando efectos poco consistentes, convincentes o significativos.
Sin embargo, estos científicos insistieron en la repetición de los estudios y la promoción de la investigación de esta terapia ya que, de acuerdo a la bibliografía existente, podría mejorar la calidad de vida de estos pacientes.
Entre los efectos favorables que podría proporcionar el uso de la cámara hiperbárica en niños con autismo, se mencionan:
· Mejora las interacciones sociales, familiares y con el entorno.
· Incrementa la capacidad comunicativa.
· Regula la perfusión cerebral.
· Aumenta la tonicidad muscular.
· Mejora el sistema inmunológico.
· Reduce los niveles de estrés oxidativo.
El uso de esta terapia dependerá de cada paciente y sus condiciones, además de la opinión del médico a cargo del caso. De todas formas, el uso de la cámara hiperbárica ha demostrado resultados prometedores, pudiéndose utilizar en un futuro como un método coadyuvante de elección en el tratamiento de niños con autismo.
En el caso de mis pacientes no es una terapia que suela recomendar, ya que con el programa de salud personalizado que aplico, ya se tratan si se requiere, problemas de hipoxia, microcirculación cerebral, inmunodeficiencias, estrés oxidativo, etc. sin necesidad de recurrir a una terapia de tan alto coste como los es la cámara hiperbárica. Siempre es más efectivo atender la causa de la hipóxia y modificarla de raíz, que tratar de hacer terapias con efecto «parche», que puedan dar mejorías pasajeras. Por el momento, la gran mayoría de niños que se atienden con nosotros y siguen nuestro método, no han requerido realizar este tipo de terapia novedosa, para dar pasos enormes en la mejoría de su condición, algunos incluso recurperarse.
Referencias bibliográficas:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2662857/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18005455
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20680427
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22987458
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5471082/
Autora: Katia Dolle
Investigadora y experta en programas de salud para la recuperación del autismo