La relación entre el Trastorno del Espectro Autista (TEA) y las habilidades cognitivas ha sido un tema de estudio constante en el ámbito clínico. El término «discapacidad intelectual» (anteriormente conocido como «retraso mental») se utiliza para describir un coeficiente intelectual (CI) significativamente inferior al promedio, es decir, por debajo de 70. La mayoría de niños con TEA que atendemos en la Fundación tienen discapacidad intelectual. Según la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-10), los grados de discapacidad intelectual se dividen de la siguiente manera:
- Discapacidad intelectual leve: CI entre 69 y 50
- Discapacidad intelectual moderada: CI entre 49 y 35
- Discapacidad intelectual severa: CI entre 34 y 20
- Discapacidad intelectual profunda: CI inferior a 20
El modelo estadístico clásico de evaluación del CI considera que los valores entre 85 y 115 representan la media. Los valores entre 70 y 85, aunque no se catalogan formalmente como discapacidad, indican una capacidad cognitiva por debajo del promedio.
Evaluación del CI en Personas con TEA
La evaluación de la inteligencia se realiza mediante pruebas estandarizadas, cuyos resultados se expresan en términos de coeficiente intelectual (CI). Sin embargo, existen múltiples factores que influyen en el rendimiento durante estas pruebas, como la motivación, el entorno emocional y el grado de comodidad del evaluado durante el test.
En el caso de niños con TEA, estas pruebas presentan un desafío adicional. Las situaciones de evaluación pueden no ser fácilmente interpretadas por ellos debido a las características particulares de su procesamiento sensorial y emocional. Por lo tanto, el rendimiento en una prueba de inteligencia puede no reflejar con precisión su capacidad real en el día a día.
¿Es el Autismo sinónimo de Discapacidad Intelectual?
Una idea errónea frecuente en los medios de comunicación es que todas las personas con TEA tienen una discapacidad intelectual. En realidad, los estudios indican que:
- Un 60 % de las personas con TEA presenta un CI por debajo del promedio.
- Un 40 % tiene una discapacidad intelectual, es decir, un CI por debajo de 70.
- Solo un 3 % de los casos presenta habilidades cognitivas por encima de la media, con un CI superior a 115.
Se espera que con la adopción de la nueva clasificación del TEA en el ICD-11, la proporción de personas con autismo que también presentan una discapacidad intelectual disminuya, ya que el espectro autista incluye ahora una mayor diversidad de manifestaciones del trastorno.
TEA y Discapacidad Intelectual: Experiencia Fundación Katia Dolle
Aunque no existen estudios concluyentes que establezcan una relación exacta entre los grados de discapacidad intelectual y el TEA, la experiencia clínica sugiere que una discapacidad intelectual moderada o severa suele acompañarse de un diagnóstico de TEA. Esto se observa comúnmente en personas con un CI inferior a 60, donde las dificultades en el desarrollo cognitivo y social son evidentes.
Por otro lado, las personas con TEA y un CI superior a 69 suelen ser catalogadas como casos de «autismo de alto funcionamiento«. Este término, aunque menos usado en la actualidad, se refería a aquellos que presentaban habilidades cognitivas y lingüísticas más desarrolladas.
¿Cómo se Clasifica el TEA en la Actualidad?
La clasificación del TEA en el ICD-11 se basa tanto en el desarrollo del lenguaje como en el desarrollo cognitivo. Los avances recientes en genética sugieren que algunas variantes genéticas relacionadas con el autismo pueden estar positivamente correlacionadas con una mayor capacidad cognitiva.
De hecho, el autismo de alto funcionamiento ha pasado a ser asociado también con un CI superior a 115, lo que resalta la diversidad del espectro autista.
Conclusión
La relación entre el autismo y el coeficiente intelectual es compleja y está influenciada por una variedad de factores, desde genéticos hasta ambientales. La diversidad dentro del espectro autista requiere una evaluación individualizada y precisa de cada caso. Comprender esta diversidad es fundamental para ofrecer un apoyo adecuado y fomentar el desarrollo pleno de las capacidades de cada persona.
Referencias:
- Dilling, H., Mombour, W. & Schmidt, M.H. (2015). Internationale Klassifikation psychischer Störungen. ICD 10 Kapitel V (F). Bern. Hogrefe.
- Remschmidt, H. et al. (2012). (Hrsg.). Multiaxiales Klassifikationsschema für psychische Störungen des Kindes- und Jugendalters nach ICD-10 der WHO. Bern. Huber.
- Kamp-Becker, I. & Bölte, S. (2021). Autismus. Stuttgart. utb. (German Edition). Kindle-Version.