Uso de Tecnologías y su Relación con Trastornos del Neurodesarrollo: Impacto en las Rutas Dopaminérgicas

En los últimos años, el acceso temprano y prolongado a dispositivos electrónicos ha suscitado preocupación respecto a sus efectos en el desarrollo neurológico infantil. La relación entre el uso de tecnologías digitales, como pantallas de televisión, teléfonos móviles y tabletas, y el aumento de trastornos del neurodesarrollo, especialmente el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y el Trastorno del Espectro Autista (TEA), ha sido objeto de estudio. Este artículo explora cómo la exposición excesiva a pantallas podría influir en el desarrollo cerebral, con especial énfasis en la alteración de las rutas dopaminérgicas, un mecanismo clave en la regulación del comportamiento y las emociones.


Tecnologías y sobreestimulación del cerebro infantil

Los primeros años de vida son un período crítico para el desarrollo cerebral, durante el cual las experiencias ambientales moldean las conexiones neuronales. El uso excesivo de pantallas puede generar una sobreestimulación sensorial que afecta la capacidad del cerebro para autorregularse y concentrarse. Esta sobreestimulación se ha relacionado con alteraciones en las funciones ejecutivas, como la atención, la memoria de trabajo y el control inhibitorio, que son funciones típicamente afectadas en el TDAH.

Estudio relevante:
Un estudio longitudinal realizado por Hutton et al. (2019) en la revista JAMA Pediatrics encontró que la exposición prolongada a pantallas en niños de entre 3 y 5 años se asocia con un menor desarrollo de la materia blanca cerebral en áreas relacionadas con el lenguaje y la autorregulación. (Hutton et al., 2019)


Alteración de las rutas dopaminérgicas y su impacto en el comportamiento

La dopamina es un neurotransmisor crucial para el sistema de recompensa del cerebro, involucrado en la motivación, la atención y la regulación del placer. La exposición constante a estímulos digitales rápidos y cambiantes, como los que ofrecen los videojuegos y las redes sociales, activa repetidamente el sistema de recompensa, lo que podría provocar una desensibilización dopaminérgica. Esta desensibilización implica que el cerebro requiere estímulos cada vez más intensos para liberar dopamina, lo que se traduce en una menor capacidad para mantener la atención en tareas cotidianas y un mayor riesgo de conductas impulsivas, características comunes del TDAH.

Referencia científica:
Un estudio publicado en Frontiers in Human Neuroscience por Montag y Walla (2016) muestra cómo la exposición repetida a estímulos digitales rápidos puede inducir cambios en la liberación de dopamina y modificar la plasticidad cerebral en regiones prefrontales. (Montag & Walla, 2016)


Relación entre el uso de pantallas y síntomas del TDAH

Diversos estudios epidemiológicos han encontrado una asociación entre el tiempo de exposición a pantallas y el aumento de síntomas de TDAH en niños y adolescentes. Este vínculo parece ser especialmente fuerte en niños con predisposición genética al TDAH, lo que sugiere una interacción entre factores ambientales y genéticos.

Meta-análisis clave:
Un meta-análisis publicado en Journal of Attention Disorders en 2020 evaluó 15 estudios y concluyó que existe una correlación positiva significativa entre el tiempo de pantalla y los síntomas de inatención e hiperactividad. Sin embargo, el estudio advierte que no se puede establecer causalidad directa debido a la heterogeneidad de los estudios incluidos. (Journal of Attention Disorders, 2020)


Pantallas, sueño y desarrollo cognitivo

El uso de pantallas antes de dormir ha sido asociado con alteraciones en el ritmo circadiano, disminución de la calidad del sueño y menor tiempo total de descanso. El sueño es fundamental para el desarrollo cognitivo y la consolidación de la memoria, por lo que estas alteraciones podrían contribuir al desarrollo de trastornos del neurodesarrollo.

Estudio relevante:
Un estudio de Carter et al. (2016) publicado en Pediatrics encontró que la exposición a luz azul emitida por las pantallas reduce la producción de melatonina en niños, retrasando el inicio del sueño y afectando su calidad. (Carter et al., 2016)


Intervenciones y recomendaciones para el uso saludable de la tecnología

  1. Limitar el tiempo de pantalla: La Academia Americana de Pediatría recomienda no más de una hora diaria de pantallas para niños de 2 a 5 años, y un uso supervisado y equilibrado para niños mayores.
  2. Fomentar actividades no digitales: Actividades físicas, juegos al aire libre y lectura contribuyen al desarrollo cognitivo y emocional, ayudando a contrarrestar los efectos negativos de las pantallas.
  3. Evitar pantallas antes de dormir: Al menos una hora antes de acostarse, se recomienda apagar dispositivos electrónicos para favorecer la producción de melatonina y mejorar la calidad del sueño.

Conclusión

El uso de tecnologías digitales y la exposición prolongada a pantallas durante la infancia podrían estar contribuyendo al aumento de trastornos del neurodesarrollo como el TDAH y el autismo. La alteración de las rutas dopaminérgicas, la sobreestimulación sensorial y la interrupción del sueño son mecanismos plausibles que explican esta relación. En nuestra práctica diaria vemos casos de autismo severos inducidos por obsesiones y adicciones a las pantallas. También observamos fracaso escolar en neurotípicos por el mismo tema, generalmente niños con TDA/H o ansiedad elevada. Aunque se necesita más investigación para establecer una causalidad directa, los estudios actuales destacan la importancia de un uso controlado y consciente de la tecnología en los niños. Nosotros realizamos coaching parental de psicología especializada en autismo, pues la mayoría de veces los padres no saben cómo retirar las pantallas con éxito, sin que aparezcan reacciones de violencia en los niños.

Fundación Katia Dolle

Especialistas en trastornos del desarrollo

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