¿Demasiada serotonina en el intestino? Una pista clave en algunos niños con autismo

Cuando pensamos en serotonina, solemos imaginar un “neurotransmisor de la felicidad” actuando en el cerebro. Pero en realidad, el 90-95% de la serotonina del cuerpo se produce en el intestino, no en el sistema nervioso central. En niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA), esta serotonina periférica (es decir, fuera del cerebro) puede estar aumentada y generar síntomas que a menudo pasan desapercibidos o se interpretan erróneamente.

¿Qué hace la serotonina en el intestino?

La serotonina intestinal no está ahí para hacernos sentir felices. Sus funciones principales son:

  • Regular la motilidad intestinal (los movimientos del intestino).
  • Aumentar la sensibilidad visceral (cómo sentimos lo que pasa dentro del abdomen).
  • Controlar la secreción de moco y jugos digestivos.
  • Modificar la actividad del sistema inmune intestinal.

Cuando hay demasiada serotonina, el intestino se vuelve hiperactivo, sensible e inflamado. Y eso no solo afecta la digestión, sino también la conducta, el sueño y el bienestar general.

 ¿Cómo se relaciona esto con el TEA?

Varios estudios han mostrado que muchos niños con TEA tienen niveles elevados de serotonina en sangre desde el nacimiento (Cook et al., 1993), pero lo más interesante es que esta serotonina no entra al cerebro: se queda en el cuerpo, especialmente en el intestino.

Esto genera una situación paradójica: demasiada serotonina fuera del cerebro, y quizás no suficiente dentro de él.

 Síntomas posibles de exceso de serotonina periférica

Aunque no todos los niños con TEA presentan este perfil, algunos muestran un conjunto de síntomas que podría deberse a esta desregulación:

Sensoriales y conductuales

  • Hipersensibilidad a sonidos, luces o tacto.
  • Irritabilidad sin causa clara.
  • Inquietud corporal, como si no pudieran parar.
  • Ansiedad «física», con tensión interna que no se puede verbalizar.

Digestivos

  • Diarreas o heces blandas frecuentes.
  • Gases intensos, borborigmos (ruidos intestinales).
  • Hambre inmediata después de comer.
  • Digestión acelerada o hiperreactiva.

Inmunes

  • Brotes de eccema o reacciones a alimentos.
  • Inflamación intestinal de bajo grado.

 ¿Por qué ocurre esto?

Algunas causas que pueden favorecer este exceso serotoninérgico periférico son:

  • Disbiosis intestinal: algunas bacterias promueven la liberación de serotonina (Yano et al., 2015).
  • Inflamación crónica: activa células que liberan serotonina en la mucosa intestinal.
  • Estimulación vagal intensa: el sistema nervioso autónomo activa el eje intestino-cerebro.
  • Alteraciones genéticas en el transporte o la síntesis de serotonina.

Además, si el cuerpo prioriza la producción de serotonina en el intestino, puede haber menos triptófano disponible para el cerebro, afectando la regulación del ánimo, el sueño y la función cognitiva.

¿Qué se puede hacer desde la visión naturopática?

Un enfoque naturopático no busca suprimir la serotonina, sino modular su producción y uso:

1. Regular la microbiota

  • Evitar exceso de azúcares y alimentos procesados.
  • Introducir probióticos moduladores como Bifidobacterium infantis.
  • Usar fitoterapia como orégano, ajo negro o berberina si hay sobrecrecimiento bacteriano.

2. Reducir la inflamación intestinal

  • Suplementos antiinflamatorios naturales como cúrcuma, omega 3 o Boswellia.
  • Infusiones calmantes: malva, manzanilla, regaliz desglicirrizinado.

3. Evitar sobrecarga de triptófano

  • No suplementar triptófano ni 5-HTP sin control profesional.
  • Asegurar buenos niveles de vitamina B6, magnesio y zinc para redirigir el metabolismo hacia la vía de la niacina en lugar de la serotonina.

4. Modular la respuesta vagal

  • Técnicas de regulación autonómica: respiración diafragmática, oración, ejercicios sensoriales.
  • Adaptógenos como la rhodiola o la ashwagandha, si hay estrés crónico.

En resumen

Algunos niños con TEA pueden tener demasiada serotonina en el intestino y no suficiente en el cerebro. Esta situación puede traducirse en hipersensibilidad, hiperactividad intestinal, ansiedad física y reactividad inmunológica. Detectar este perfil permite actuar con estrategias nutricionales, digestivas y nerviosas que mejoran notablemente la calidad de vida del niño.

Centro Katia Dolle

www.katiadolle.com

Referencias

  • Cook, E. H., Leventhal, B. L., et al. (1993). Autism and platelet serotonin: a review and synthesis. Journal of Autism and Developmental Disorders, 23(2), 147–167.
  • Gershon, M. D. (2013). Serotonin is a sword and a shield of the bowel: serotonin plays offense and defense. Transactions of the American Clinical and Climatological Association, 124, 100–115.
  • Yano, J. M., Yu, K., et al. (2015). Indigenous bacteria from the gut microbiota regulate host serotonin biosynthesis. Cell, 161(2), 264–276.
  • Gao, K., Mu, C. L., et al. (2020). Gut microbiota and serotonin: associations with autism spectrum disorder in children. Frontiers in Neuroscience, 14, 605666.
  • Reigstad, C. S., Salmonson, C. E., et al. (2015). Gut microbes promote colonic serotonin production through an effect of short-chain fatty acids on enterochromaffin cells. FASEB Journal, 29(4), 1395–1403.

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